“No tengan miedo de la ternura. La ternura no es debilidad; es fortaleza. Es el lenguaje del corazón, el que más necesita este mundo herido. Si alguna vez sienten que todo se derrumba, abracen al que sufre, escuchen al que calla, y recen incluso sin palabras. Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. La esperanza no defrauda, y el amor nunca falla.”